jueves, 14 de abril de 2011

El poder de cuatro alas.

Por fin! Esta Historia ya es mía, y aunque la haya estado subiendo a partes, ya esta terminada. Espero que os guste, después de todo, es la primera historia que redacto. Y no dicen que de la practica se hace el maestro? Pues aya va!

El poder de cuatro alas.

Un treinta-i-uno de diciembre, en una ciudad construida en lo más alto de los cielos, llamada Heira, nacieron dos ángeles a las que llamaron Alarieth y Eleriath. Era la primera vez que nacía una pareja de ángeles idénticas, y ello preocupó a los sabios del consejo angelical, ya que los ángeles tienen fama de orgullosos y no les gusta ser comparados con nadie, aunque sea de su misma especie,. Imaginar a dos ángeles exactamente iguales y con los mismos poderes era preocupante. Pero como nunca se había dado tal caso decidieron esperar…

Pasaron los años, y las dos hermanas fueron creciendo; por mucho que crecieran seguían siendo exactamente idénticas, era imposible distinguirlas a simple vista, incluso sus poderes eran los mismos. De pequeñas les gustaba-“es como ser una única persona”- decían entre risas. Pero ahora, llegada la adolescencia se les be muy distanciadas. Elerieth se convirtió en una hermosa ángel, muy buena luchadora, dispuesta a ayudar a quien se lo pidiese, tenía un gran corazón; ello gustaba mucho a la gente y todos las querían. Por otra parte Alarieth también se hizo muy hermosa, igual que su hermana; en aspecto eran exactamente iguales; y también era muy buena en combate, pero había algo que las diferenciaba, Alarieth aunque fuera siempre amable con la gente no se aproximaba tanto a ella y bajo la sombra de su hermana a la que todos adoraban fue distanciándose poco a poco del mundo. No hablaba  demasiado con la gente que la rodeaba, y sus padres empezaron a preocuparse. Los sabios del consejo angelical ya dijeron hace aproximadamente dieciséis años que algo así  era muy probable que pasara y que llegado el momento podrían suceder cosas espantosas. Días después de que los padres advirtieran el cambio, Eleriath cayó gravemente enferma y notaron un cambio brusco en el comportamiento de Alartieh. Parecía que estuviese feliz de que su hermana gemela estuviera al borde de la muerte. Hizo falta la ayuda de un gran hechicero para que la salud de Eleriath volviera a la normalidad. Nunca supieron que era exactamente, el hechicero solo dijo que tenía la sangre como envenenada,  y que si hubieran tardado un día más a llamarlo nunca hubiera vuelto a la normalidad.
 Esa fue la última vez que se vio al hechicero por Heria.
A los pocos días volvió a ser la de siempre, pero no fue la única, Alarieth volvió a ocultarse en su mundo y desapareció de su rostro todo rastro de felicidad.
Un día, mientras  Eleriath montaba su guardia a las puertas de Heria, llegó su hermana; se sorprendió al verla allí ya que nunca la visitaba en horas de trabajo, bueno, sinceramente nunca la buscaba para nada.
-¡Hola hermana! ¿Queda mucho para que termine tu turno?-preguntó Alarieth-.
-No, solo hasta que el sol roce la decena nube-contestó extrañada- ¿Por que lo preguntas?
-Por nada, solo me preguntaba si te apetecía dar un paseo como en los viejos tiempos por debajo de la primera capa de las nubes.-contestó- La verdad, es que he estado muy preocupada por ti estos últimos días, y me gustaría que pasáramos mas tiempo juntas.
-Me parece bien, iré a buscarte.
-No; ¿Que tal si nos vemos en la base del volcán?-pregunto- Así, bajamos directamente.
-De acuerdo, allí estaré.

Eleriath terminó su guardia, y se encamino hacia el volcán, cuando llegó no había nadie y decidió esperar, ya que no creía que su hermana tardara mucho. No había pasado media nube cuando Alarieth llegó, se la veía diferente, no brillaba con ese esplendor con que rebosa un ángel; se le notaba apagada, incluso parecía que la punta inferior de sus blancas alas se hubieran vuelto grises. Eleriath, preocupada, le pregunto si se encontraba bien, y por toda respuesta tuvo un ronco sonido que daba a entender un, “nunca mejor”.

Empezaron a descender, y llegaron a una montaña en la que la zona más alta, era un extenso prado; donde años atrás dos pequeñas ángeles jugaban hasta el agotamiento. Decidieron dejar de volar y continuar su paseo con los pies sobre la tierra. Siguieron explorando los lugares que tanto habían frecuentado cuando eran pequeñas….
Llegaron a una cueva de gran profundidad y muy opaca: Eleriath se quedó paralizada, y le dijo a su hermana:
-No vamos a entrar ahí, ¿Acaso olvidaste lo que paso cuando éramos pequeñas?
-No te preocupes, no fue más que un simple terremoto sin importancia-contesto-.
-¿Un simple terremoto? ¿Pero como puedes decir eso? No sé exactamente que fue, ha pasado mucho tiempo y éramos pequeñas; pero lo que si se es que no fue algo normal, hubo como un trueno que produjo un sonido desgarrador y se taponó la salida con rocas, además de que te quedaste inconsciente y no despertaste hasta una semana después sin recordar nada de lo sucedido. Tuve que abrir la salida yo sola.-contó Eleriath casi quedándose sin aliento-.
-No te preocupes, no fue nada del otro cielo, he estado aquí muchas veces, me ayuda a alejarme del mundo y a pensar-aclaró-.

No muy convencida siguió a Alarieth que parecía muy confiada. Una vez dentro Eleriath empezó a notar una especie de ondas de poder demoníaco que no le gustaron nada; poniéndose cada vez más nerviosa pidió salir de allí, y justo en ese momento Alarieth empezó a templar, el poco brillo angelical que le quedaba se apagaba por momentos, el color gris de la punta de sus alas empezó a expandirse por cada una de sus plumas.
Eleriath se asustó, y cogiendo a su hermana de los hombros y moviéndola bruscamente hacia delante y hacia atrás gritaba si nombre para que volviera en si.
De un momento a otro, dejó de temblar, y abrió lo ojos, pero algo había cambiado en ellos, ya no eran unos ojos color azul celeste que influían pasividad, se habían esfumado para dar lugar a unos ojos negros azabache con una gran chispa de odio y destrucción. Eleriath estaba aterrorizada, no savia que pasaba ni que podía hacer, intentó  posar su mano por el hombro de su hermana, pero esta de forma muy brusca se apartó; y Eleriath al borde de las lágrimas le pidió que salieran de allá, antes de que pasara algo peor.
-No -dijo con una vos como cuchillas-no vamos a ir a ningún lado, tú te vas a quedar aquí.
-¿Como dices? ¿Qué diablos te pasa? Déjate de bromas y vámonos -imploró Eleriath-.
-Ya te he dicho que no vamos a ninguna parte, este será tú final… ¡Y yo gobernaré sobre Heria!
-Pero hermana, aunque yo muriese no podrías gobernar Heria. ¿Y podrías explicarme porqué lo haces? ¿Cuándo te convertiste en esto?
-Hermana, hermana,-se mofó en tono burleta-, deja de decir estupideces. ¿Aún no te diste cuenta de que no soy tu hermana?- declaró-. Poseí a tu hermana hace exactamente ocho años aquí en esta misma cueva, de no haber sido por la resistencia que opuso el alma de esta maldita ángel hubieras muerto en ese mismo momento.-explicó-.
-¿Como un ángel de ocho años es capaz de resistir una posesión? Y… ¿Quién eres tu?
-¿Qué quien soy yo? Seguro que me conoces, cada superficie de de tierra, y mar y cada trozo de nube sabe mi nombre… pero eso lo dejaremos para luego; voy a revelarte algo que tus padres tenían que haberos tenían que haberos contado a tu hermana y a ti hace mucho tiempo… ¿Nunca te preguntaste el porqué de que siempre estuvierais tan vigiladas? Cuando nacisteis, al ser dos ángeles idénticas se creó un vínculo entre vosotras nunca visto, un poder que era incapaz de igualar, por eso, los más sabios temían que pudiera pasar algo como esto, que un demonio poderoso como yo poseyera a una de las dos y utilizara su poder para intentar matar a la otra y así dominar el mundo; pero tal cosa sería imposible, ya que el poder de ambas es idéntico y eso supondría un combate eterno que podría acabar con el reino de los cielos…Y… Por cierto… Mi nombre… es… Karkaeow.
-¿Ka…Karkarow? ¿Eres Karkarow? ¡Pero si estabas muerto! Te derrotaron poco después de mi nacimiento.
-¡Exacto! Poco después de tu nacimiento se aseguraron de que no quedara ningún demonio por insignificante que fuese fuera del infierno, y yo fui el último y más difícil de derrotar, ya que, como puedes ver, no lo consiguieron. Pero mi intención  no es intentar destruirte, porque my propósito es gobernar Heria, y después el mundo entero, no su destrucción; además de que si mueres el vínculo se romperá, y todo esto no valdrá para nada.
-¿Por qué has esperado tanto?
-Chst, como no vas a salir de aquí, te regalare un poco más de tiempo; cuando poseí a tu hermana perdí mis fuerzas, solo podía influir un poco en su comportamiento para que se alejara del mundo poco a poco, pero cuando le dieron el  puesto de guardia del volcán fui recuperando fuerzas poco a poco al estar cerca de la puerta del infierno.
-Por eso me citaste allí, para tener fuerzas para esto-interrumpió Eleriath-.
-Si, veo que empiezas a entender, después de todo no eres una niña mimada y hueca.
-¡Pues no pienso permitir que cumplas tu propósito, si es necesario, luchare contra ti!
-No tienes nada que hacer contra mí en este sitio. ¿Has notado las ondas demoníacas verdad? ¿Porque crees que te arrastrado hasta aquí para poder poseerla del todo? Aquí estuvo viviendo un diablo durante ocho años, y eso deja una marca,  que os debilita; míate, has perdido tu esplendor sagrado poco a poco…
 
Con un simple gesto de sus manos todo se volvió oscuridad, Eleriath se sintió mareada, como si todo diese vueltas, empezó a hacer un calor abrasador y la oscuridad desapareció. Cuando abrió los ojos la cegó un resplandor anaranjado, no comprendía donde se encontraba, sus  ojos solo distinguían unas formas que se movían como si fueran burbujas de gel, pero de colores amarillo, rojo i naranja… color lava. Cuando sus ojos se acostumbraron a la luz se levanto, se sentía como si estuviera dentro de un volcán, y decidió explorar ese extraño lugar donde se encontraba. Empezó a andar, no se trataba de ningún lugar donde hubiera estado antes y esto la inquietaba,  ya que conocía hasta el lugar más escondido de haeria. Al poco tiempo se dio cuenta de que estaba rodeada por una muralla de cristal, más que una muralla se trataba de una cúpula, lo puso comprobar cuando echo a volar y vio que el cristal no tenía límite. Empezó a rodear la cúpula en busca de alguna cavidad por la que le fuera posible salir, cuando oyó una voz a sus espaldas. Cuando se giró para ver de quien provenía no pudo evitar un grito de sorpresa, vio a un viejo ángel muy conocido al que todos respetaban en el reino de los cielos; se trataba del hechicero que le salvó la vida hace poco mas de una semana...

-¿ Que hace usted aquí?¿ A sido preso por Karkarow? ¿ Que lugar es este donde nos encontramos?_ Preguntó_.
- Paso a paso; si he sido preso por Karkarow, pero no quiere nada de mi, digamos que es un castigo por interrumpir sus planes salvándote la vida; y donde estamos, podríamos estar en cualquier parte, no se la ubicación, pero si que estamos dentro de una lámpara de lava_explicó_.
-¿Hay alguna manera de salir de aquí? ¡Tu deberías poder! ¡Eres un gran hechicero!
-Si, lo soy, pero esto es magia negra, está por arriba de mis posibilidades.
Pero tu si que puedes hacer hacer algo; utiliza tu vínculo, haz que Alarieth tome el control de su cuerpo y venga en tu ayuda.

Eleriath cerró los ojos y trató de concentrarse en su hermana, y pensó en cuando eran pequeñas, antes de lo sucedido en la cueva hace 8 años y le habló; le explicó donde se encontraba....

Karkarow se encontraba de camino a Haeria cuando empezó a perder fuerzas y notaba que no  tenía total dominio de su cuerpo. Se dio cuenta, ya demasiado tarde que su conciencia pasaba a un segundo plano y que Alarieth luchaba por recuperar su cuerpo.
Ya era demasiado tarde para oponerse a sus fuerzas y Alarieth consiguió tomar el poder de movimiento.
Empezó a notarse inquieta, savia que algo malo estaba pasando, algo dentro de ella se lo decía.
Una voz resonó en lo mas profundo de su ser, cuyas palabras repetían  "AYÚDAME", les prestó atención y con algunas complicaciones logró descifrar el mensaje.
Se trataba de su hermana y necesitaba su ayuda; en su mente se dibujaban unas imágenes muy vividas de algo que parecía el interior de un volcán.
Alarieth se encontraba desconcertada, sabía que su hermana necesitaba urgentemente su ayuda, pero no sabía donde se encontraba. Siguió a su instinto y se dirigió de nuevo a la cueva; sabía que allí Karkarow podía volver al poder , pero no lo haría, el deseo de salvar a Eleriath era tan grande que no había manera alguna de que volviera a poder controlar su mente.
Llegó a la cueva y se adentró hasta las profundidades y donde parecía que ya no había posibilidades de avanzar, observo el destello de un tenue resplandor,  siguió la débil luz y llegó al último entrante de piedra donde encontró una lámpara de lava, era de un tamaño normal, pero las formas y colores que habían en su interior le resultaban familiares... Eran exactamente las mismas que habían aparecido en su mente cuando Eleriath había contactado con ella; la única diferencia era que aquellas formas coloridas eran enormes y la rodeaban, y en cuanto aquello, era una simple lampara de menos de dos plumas y media.
Cogió la lámpara  y con su aguda vista no tardó en detectar que había algo más dentro de ella, y sin ninguna duda, se trataba de Eleriath.
La había encontrado; pero ahora el problema era como sacarla de allí.  
De nuevo volvieron a resonar unas palabras en su cabeza, esta vez reconoció al instante la voz de su hermana, la cual le decía que pensara en ella, que conectara su mente a la de ella, para así sobrepasar el poder y destruirlo... Y así lo hizo, se concentró en Eleriath, visualizó el lugar en donde se encontraba  y le habló. Podían comunicarse perfectamente como si estuvieran una al lado de la otra.

-¡Eleriath, Eleriath! ¿Estas bien?
Perdón, todo esto es por mi culpa, pero te prometo que voy a sacarte de aquí_Dijo casi al borde de las lagrimas.
-Tranquila, estoy bien, ahora que tu estas cerca incluso mejor, parece que he recuperado fuerzas. Y tu no has tenido nada que ver con esto, el único culpable es ese ser maligno que tienes dentro y te corrompe_contestó_ Pero ahora tenemos que ver como nos sacas de aquí y después ya pensaremos en la manera de destruirlo.
-¿Sacaros? ¿Que hay alguien mas contigo?_preguntó_.
- Si, el viejo hechicero Nearthel, gracias a el es por lo que me comunique contigo, pero eso mejor lo hablamos después. Lo importante ahora es salir de aquí, aunque no estoy segura de como hacerlo, según Nearthel para vencer este tipo de magia y destruir el objeto que la contiene debe de haber una conexión de magia pura de dentro a fuera_explicó_.
-Mmmmm, es que no sé, no tengo ni idea de este tipo de magia. ¿Como vamos a establecer esa conexión?
-La conexión ya la tenemos, karkarow me habló de ello, antes de encerrarme._ le contó resumidamente todo lo explicado por Karkarow, y Alarieth pensativa contestó:
-Entonces, tenemos que centrarnos como si fuésemos una sola, así la magia que nos separa se volverá débil hasta desaparecer, ya que ha sido creada para separarnos, si no hay nada que separar, se disolverá._concluyó_.
-Es lo mas probable, venga intentémoslo.

Ambas cerraron los ojos y concentrándose  la una en la otra... Ocurrió; una luz pura y cegadora iluminó toda la cueva, y se notaron mas unidas que nunca, era como si sus almas se hubiesen fundido en una sola.
La lámpara estalló en mil pedazos y estos se reducieron a polvo... De entre la luz  y las pequeñas partículas restantes de la lámpara, poco a poco se fueron visualizando dos siluetas... Se trataBa de Eleriath y del viejo Nearthel.
Alarieth se abalanzó sobre su hermana y la abrazó con todas sus fuerzas... Cuando de repente todo empezó a dar vueltas y la oscuridad los envolvió a los tres.

Eleriath se sentía mareada, cuando abrió los ojos se encontraba en la base del volcán, "¿me abre dormido y lo he soñado todo?" _se preguntó_. Pero no, a la orilla del cráter visualizó a Nearthel que llevaba a cuestas el cuerpo imóbil de su hermana, y como si no hubiera mañana, voló rápidamente hacia donde se encontravan.

-¿Que estas haciendo?_Preguntó Eleriath aún confusa_.
-Lo siento, pero e la única solución, para poder deshacernos del peligro que supone karkarow, tenemos que sacrificar a Alariath mientras esté poseída para así deshacernos del demonio. La única solución es enviarla al infierno, y para eso necesito tu ayuda, no puedo abrir la puerta solo.

Al oír aquello a Eleriath se le cayó el mundo encima, no podía imaginar una eternidad sin su hermana, y mucho menos reprochándose el no haber podido ayudarla, pero por otra parte, conocía las leyes de los cielos y savia lo que podría causar el seguir lo que te pide el corazón antes de lo que te dice el conocimiento. Así que por mucho que le doliese, se puso a recitar las palabras que abrirían la puerta hacia el infierno en el punto exacto de donde deben recitarse, las palabras que la separarían de su hermana para toda la eternidad...
Justo en el momento en el que la puerta se terminó de abrir. Eleriath se percató del brillo dorado que desprendían las plumas de las alas de su hermana, "no puede ser que algo tan puro esté poseído"_pensó_.
Y sin pensarlo dos veces, echó volar velozmente, y sin darle tiempo a Nearthel a reaccionar, le dio una patada con el pie que le hizo caer al vacío soltando de entre sus manos el cuerpo aún inmóbil de Aralieth.
Eleriath la cogió al vuelo, poco faltó para que ella fuese detrás, y asegurándose de que la dejaba en un lugar seguro, se dispuso a cerrar la puerta, prometiéndose que sería la última vez que se cerraba.
Volvió junto a Alarieth e intento hacerla volver en sí; nada mas posar una mano sobre ella, Alarieth despertó sobresaltada, y de inmediato le pidió a su hermana que le contara todo lo sucedido.
Eleriath  le contó todo lo sucedido; que al despertar había visto desde lejos a Nearthel la arrastraba hasta la boca del volcán, como le había explicado que no había salvación alguna para ella y como le había ayudado a abrir la puerta, y que una vez ya abierta se había percatado de la mentira, advirtió que el color de Alarieth volvía a ser puro, y el aura que rodeaba a Nearthel era oscura como el carbón. no se había dado cuenta de ello hasta ahora debido a que seguía bajo los efectos del hechizo inmobilizador que  le aturdía los sentidos; y que sin pensarlo dos veces actuó como el corazón le dictó, enviandolo de una patada al vacío para así evitar que acabara de cumplirse su propósito.
-Pero, aún hay cosas que no comprendo, si eso era lo que el realmente quería, porqué no lo intentó desde el primer momento?_Preguntó Eleriath_.
-Yo creo que si lo sé; no estaba realmente poseída, sino controlada por la maldad que habitaba en la cueva, y Karkarow, digamos que podía controlar esa maldad; y para lograr hacer esto tenía que reponer fuerzas, por eso se encerró en la lámpara  y me estuvo controlando a mi para engañarte, para que pensaras que realmente yo era el problema y que el te había ofrecido su ayuda para salir de allí, para así que le ayudaras a abrir la puerta_explicó_.
-Tiene sentido, pro ahora debemos dejarnos de cháchara y cerrar la puerta, esta vez para siempre_dijo_
-Si. ¿Pero como?_ Preguntó la otra_.
-¿Recuerdas el mito que nos recitaban cuando eramos pequeñas? Aquel que decía que dos aves alzaron el vuelo y al cantar las palabras mágicas volando en círculos acabaron con el mal de la tierra?_contó_.
-Sí, me acuerdo, papá y mamá nos lo contaban cada noche... Estas queriendo decir, que en realidad nosotras somos esos pájaros?_dijo sorprendida_.
-Exactamente, la verdad es que es probable, ningún niño de la escuela conocía tal historia, solo nosotras...
-Pues si es así, empecemos _corto Alarieth_.

Y así hicieron, alzaron el vuelo, y cuando se dispusieron a voltear el cráter, de sus gargantas brotó una melodía que ni siquiera ellas conocían, poco a poco, cosa que ninguna de las dos imaginaba del sol salieron rayos amarillos que cayeron sobre el volcán, combiertiéndolo en una maravillosa colina verde.

Satisfechas y tranquilas ahora que ya todo había terminado, se dispusieron a dar el tranquilo paseo que se les había interrumpido hace ocho años.

















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