sábado, 2 de abril de 2011

Elledan.

Esta historia, a sido creada por mi hermano Myrtaro, que me la ha cedido, para que pueda empezar el blog, mientras yo termino de escribir mis ideas.



Elledan
Un frío viento sopla esta noche. Igual que aquella noche en la que todo empezó, los
dioses han querido recrear fielmente el escenario, pero esta vez los papeles se han
invertido. Esta vez él iba a morir, era el único superviviente de mi venganza, la cual
terminará esta noche.
Una vez fui una sombra del bosque, uno de aquellos que lo guardan frente a cualquier
peligro, quienes caminan por las ramas como si andarán por la tierra más llana y
disparan como si hablarán. Una vez fui un forestal. Pero esa noche todo terminó, una
noche igual que esta, el caballero bretoniano y toda su compañía entraron en mi bosque
y lo atacaron, talaron árboles, cazaron animales por diversión, se rieron del bosque y no
podía consentirlo.
Ninguno de nosotros podría consentirlo jamás, ni yo ni mis compañeros, así que fuimos
rápidos al lugar donde se estaba realizando la afrenta y al ver a tanta naturaleza muerta
todos enloquecimos y nos lanzamos al ataque contra aquellos que se hacían llamar
nobles. Nos superaban en número pero eso no suponía una desventaja. La arremetida
fue rápida. Alrededor de mi cabeza silbaban las flechas de mis compañeros y aunque
muchas impactaban contra la armadura o eran despejadas por el escudo, ocasionalmente
abatían a algún caballero. Ese fue nuestro error: creer que las flechas les detendrían.
Aquellos seres luchaban condenadamente bien y antes de nuestra segunda oleada de
flechas ellos ya habían subido en su caballos y empezado la carga. A partir de ese
momento todo fue mal…la sangre de mis compañeros tiñó las verdes hojas de rojo y
ningún elfo quedó en pie. Ni siquiera yo. Todos murieron por mi culpa, yo era su
capitán, yo les dirigí a la muerte. Pero mi caso…fue distinto.
Aquel quien ahora tengo delante fue quien me empaló en su lanza. Pero yo sabía que no
podía morir, con mis últimas fuerzas disparé mi flecha que rebotó mágicamente de la
piel de aquel despreciable ser, pero, tras el impacto de mi proyectil el caballero me
lanzó al suelo para rematarme. De repente todo se apagó, no llegué a notar el impacto
contra el suelo, entonces supe que estaba muerto. Mientras mantuve uso de la razón juré
que los causantes de esta masacre no saldrían impunes.
En ese momento todo empezó a salirse de lo normal, mi sangre ardía y poco a poco me
volví a sentir unido a mi cuerpo. Hasta que, al final, desperté. No entendía nada estaba
seguro de haber muerto pero también estaba allí, vivo. Supuse que sería una broma de
los dioses y querían ver de hasta donde llegaría mi odio. No iba a desaprovechar esta
oportunidad. Recogí una flecha de la mano de cada uno de mis antiguos compañeros sus
respectivos asesinos las recibirían en su cuerpo. 10 flechas, 10 caballeros. No fallaría
ninguna. Después les rendí un homenaje tanto a mis compañeros como al bosque,
aunque todos eran uno. Teñí mis verdes ropas de un negro más oscuro que la misma
noche. No fue hasta entonces cuando empezó mi venganza.
Mi primera víctima fue un bretoniano de mediana edad, casado. Robé su puñal con
discreción y maté a la mujer a quien tanto amaba. Pronto fue acusado de asesinato y
encarcelado. El mismo día del juicio me colé en su celda y le ensarté la flecha con mi
fría mirada clavada en sus ojos agonizantes, preguntándose quien era yo. No me
reconoció hasta su última exhalación. Había decidido no solo matarles, sino también
hacerles sufrir lo máximo posible.
El segundo lo maté, aún con más esfuerzo del debido, cuando iba a conseguir lo que
más deseaba: participar en una cruzada. Lo seguí a través del Viejo Mundo y, cuando selanzó a la carga contra las hordas de guerreros del caos, mi proyectil le atravesó
limpiamente el cuello, nunca llegó a finalizar su carga.
El tercero amante del amor carnal, tuvo una desagradable sorpresa al ver un reguero de
sangre correr por la cabeza de la mujer con quien estaba. No le dio tiempo a saber donde
estaba el asesino.
Por aquel entonces algunos de los siete supervivientes se habían percatado que algo
pasaba y empezaron a ser más precavidos.
El cuarto ignoró el miedo del resto y en una cacería de repente vio aparecer una extraña
sombra negra encapuchada con la cabeza de sus perros en una mano y en la otra un
arco. Cayó al suelo antes de abrir la boca.
El quinto, gran amante del dinero, fue en el que más tiempo invertí en su dolor. Durante
más de un año estuve saboteando todos sus negocios y saqueando sus arcas. Al final una
vez estuvo arruinado, me presenté en su casa y no opuso resistencia.
El siguiente prefirió el suicidio antes que mi venganza. Lamentablemente, mi flecha
llegó antes que su espada a su corazón.
Dos de los que aún quedaban colaboraron en montar una fiesta por el matrimonio de sus
hijos. Durante la preparación del banquete envenené los alimentos, muriendo todos los
invitados en la celebración. Todos excepto mis objetivos que fueron los únicos que
recibieron platos sin veneno. Ellos me vieron pasar como una sombra entre los muertos.
Me reconocieron e intentaron pedir clemencia. No hubo piedad.
Con el noveno tuve que liquidar a un ejército de mercenarios que había contratado para
protegerlo. Ni todos los soldados del mundo pudieron evitar que mi flecha terminara en
su pecho.
Hoy terminaré mi venganza. Mi último objetivo esta desposeído de todo lo que amaba:
sus caballeros, mis anteriores nueve víctimas. Él fue mi asesino y lo tengo al borde de la
locura al otro lado de la ventana. Me ha visto, sabe que estoy aquí y que mi proyectil le
matará, aún así esta delante de la ventana y se ha rendido a su destino. Mi última flecha
impacta como las anteriores completando mi venganza. Por fin después de cinco años
puedo afirmar que estoy muerto…

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